Han sido muy pocas las veces en las que me vuelvo una persona sentimentalista, que de verdad quiere ver el mundo color de rosa y esperar simplemente lo mejor de las personas. Hoy es uno de esos contados días en los que de verdad creo que el destino por fin está de mi lado y que esta vez no me hará una mala jugada. Tal vez, si de verdad lo creo esta vez se haga realidad. Hoy tengo ganas de creer.
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